MrVeggie82, joven diseñador gráfico residente en el
barrio madrileño de Malasaña, se ha definido a sí mismo esta mañana como
“uno de los primeros hipsters de España”. Según él, esta subcultura que promueve la música independiente y los
estilos de vida alternativos no habría llegado a nuestro país si él no
hubiera vuelto de unas vacaciones en Estados Unidos “con un monopatín,
un bigotito y una gorra que me hacían parecer gilipollas”.
“Eso
fue en 2009. Aún no existía Instagram pero yo ya hacía fotos a los
charcos y a las paredes con la Polaroid como si me hubiera vuelto
idiota”, explica.“No digo que antes no se hicieran gilipolleces, pero yo las asocié a
una determinada estética y contribuí a difundirlas entre otros jóvenes
que ya tenían tendencia a hacer el ridículo pero no disponían de un
canon”, matiza.“Cuando el tonto del pueblo de toda la vida roba una bici y deja de
afeitarse se le empieza a llamar hipster”, argumenta el antropólogo
Manuel Carrasco, de la Universidad Complutense de Madrid. “Pero la
figura en sí es muy anterior a la época contemporánea”, explica.Pese a la opinión de los expertos, MrVeggie82 reitera que “comparar
al hipster con el tonto del pueblo es como comparar el iPhone con un
teléfono de los años sesenta. Sí, ambos son teléfonos, pero ha habido
una evolución. El tonto del pueblo roba comida a las palomas. El hipster
es muy gilipollas con la comida, no come carne, le va el rollo
macrobiótico… son cosas que incluso el tonto del pueblo tradicional
consideraría demasiado estúpidas”.
“Ahora llevo un cuervo en el hombro. Y tú dirás: ‘¿Qué cojones?’. Y
yo te diré dos cosas: la primera, que no se dice ‘Qué cojones’ sino
‘What The Fuck’. Y la segunda, que aunque ahora te parezca raro, en un
año el que no tenga un cuervo amaestrado será un mierda”, sentencia este
hipster.
“Y ahora os dejo que estoy pendiente de la subasta de un Laserdisc en
eBay”, dice justo antes de desaparecer entre la jungla madrileña con su
Vespino Rosi de 1983.
by: El mundo today